Imagina despertar cada mañana con un dolor insoportable en tus articulaciones, confiando en que el tratamiento prescrito por tu reumatólogo aliviará tu sufrimiento. Pero pasan los meses y, lejos de mejorar, tu condición empeora. Las deformidades en tus manos avanzan, la movilidad se reduce y tu calidad de vida se desploma. ¿Y si ese deterioro no fuera parte inevitable de la artritis reumatoide, sino consecuencia de una atención médica inadecuada? Esta es la realidad que enfrentan muchos pacientes que acuden a mi despacho, con historias marcadas por diagnósticos tardíos, tratamientos incorrectos y seguimientos deficientes que han cambiado sus vidas para siempre.
El impacto devastador de los errores en el tratamiento de la artritis reumatoide
La artritis reumatoide no es una simple dolencia articular. Estamos hablando de una enfermedad autoinmune sistémica y progresiva que, sin un manejo adecuado, puede provocar daños irreversibles en las articulaciones y afectar órganos vitales. El abordaje terapéutico ha evolucionado enormemente en las últimas décadas, pasando de un enfoque paliativo a uno preventivo basado en la intervención temprana con fármacos modificadores de la enfermedad (FAME).
Sin embargo, cuando se producen negligencias en este proceso terapéutico, las consecuencias pueden ser devastadoras: deformidades permanentes, pérdida funcional, dolor crónico incapacitante e incluso complicaciones sistémicas graves que pueden comprometer la vida del paciente.
Cuando alguien llega al despacho tras sufrir una negligencia médica relacionada con tratamientos de artritis reumatoide, frecuentemente observo un patrón común: pacientes que han perdido años de vida productiva y que cargan no solo con el dolor físico, sino también con la frustración de saber que su situación podría haberse evitado con una atención médica adecuada.
Principales negligencias médicas en el manejo de la artritis reumatoide
Retrasos injustificados en el diagnóstico
El diagnóstico precoz es crucial en la artritis reumatoide. Existe evidencia científica sólida que demuestra que iniciar el tratamiento en los primeros 12 meses desde el inicio de los síntomas (la llamada «ventana de oportunidad») puede alterar significativamente el curso de la enfermedad. Sin embargo, muchos pacientes son derivados tardíamente al reumatólogo o sus síntomas son minimizados y atribuidos a otras causas menos graves.
Un caso paradigmático que defendí involucraba a una mujer de 42 años cuyos síntomas fueron diagnosticados como «estrés laboral» durante más de 18 meses, a pesar de presentar signos claros de artritis reumatoide. Cuando finalmente fue derivada al especialista, ya presentaba erosiones articulares irreversibles que podrían haberse evitado con un diagnóstico oportuno.
Prescripción inadecuada de medicamentos
El tratamiento farmacológico de la artritis reumatoide es complejo y debe individualizarse. Entre los errores más frecuentes encontramos:
- Uso prolongado de corticosteroides sin asociación con FAME, lo que alivia los síntomas pero permite la progresión silenciosa del daño articular
- Retraso injustificado en la escalada terapéutica cuando el tratamiento inicial no logra el control de la enfermedad
- Falta de monitorización adecuada de los efectos adversos de los medicamentos inmunosupresores
- Omisión de profilaxis para prevenir infecciones oportunistas en pacientes con terapias biológicas
Recuerdo el caso de un profesor universitario que desarrolló una tuberculosis diseminada tras iniciar tratamiento con un agente anti-TNF, sin que se realizara previamente el cribado obligatorio para tuberculosis latente. Esta negligencia le costó seis meses de hospitalización y secuelas pulmonares permanentes.
Deficiencias en el seguimiento clínico
La artritis reumatoide requiere un seguimiento estrecho y sistemático para evaluar la actividad de la enfermedad y ajustar el tratamiento según sea necesario. Las consultas espaciadas excesivamente, la falta de evaluación objetiva mediante índices validados (DAS28, SDAI, CDAI) o la ausencia de pruebas complementarias periódicas constituyen negligencias frecuentes.
En mi experiencia con pacientes que han quedado incapacitados por una negligencia médica en el seguimiento de su artritis reumatoide, he observado que muchos de ellos pasaron años con una «actividad moderada» de la enfermedad que nunca fue abordada adecuadamente, permitiendo que el daño articular avanzara silenciosamente hasta provocar deformidades irreversibles.
Marco legal de las reclamaciones por negligencia en tratamientos de artritis reumatoide
Las reclamaciones por negligencia médica en el tratamiento de la artritis reumatoide se fundamentan jurídicamente en varios preceptos legales:
- El artículo 1902 del Código Civil, que establece la obligación de reparar el daño causado por acción u omisión interviniendo culpa o negligencia
- La Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente, especialmente en lo referente al consentimiento informado y acceso a la historia clínica
- El artículo 139 de la Ley 30/1992 (actualmente artículos 32 y siguientes de la Ley 40/2015), que regula la responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas
A mi juicio, y como abogado que ha trabajado en múltiples casos de mala praxis en tratamientos reumatológicos, el elemento diferencial en estas reclamaciones suele ser la demostración del nexo causal entre la actuación médica inadecuada y el daño sufrido por el paciente. Esto requiere un análisis minucioso de la historia clínica y, casi siempre, un informe pericial especializado que acredite que el daño articular o sistémico no es consecuencia natural de la enfermedad, sino resultado de un manejo terapéutico deficiente.
Criterios para determinar la existencia de negligencia médica en estos casos
No todas las complicaciones o resultados desfavorables en el tratamiento de la artritis reumatoide constituyen negligencia médica. Para determinar si estamos ante un caso reclamable, debemos analizar:
Desviación de la lex artis ad hoc
La lex artis ad hoc se refiere al conjunto de prácticas médicas aceptadas como adecuadas para tratar una determinada patología en un momento concreto. En el caso de la artritis reumatoide, existen guías clínicas nacionales e internacionales que establecen protocolos claros de diagnóstico, tratamiento y seguimiento.
Por ejemplo, la Sociedad Española de Reumatología (SER) y la European League Against Rheumatism (EULAR) publican periódicamente recomendaciones basadas en la evidencia científica disponible. Cuando un médico se desvía significativamente de estas recomendaciones sin justificación documentada, podemos estar ante una negligencia.
Incumplimiento del deber de información
Los tratamientos para la artritis reumatoide, especialmente los biológicos e inmunosupresores, conllevan riesgos significativos que deben ser explicados adecuadamente al paciente. La ausencia de consentimiento informado específico o un documento genérico que no detalle los riesgos particulares constituye una vulneración del derecho a la autonomía del paciente.
He defendido casos donde pacientes desarrollaron efectos adversos graves (como infecciones oportunistas o reactivación de hepatitis B) que nunca fueron advertidos como posibles complicaciones del tratamiento, lo que constituye una clara negligencia informativa.
Falta de medios diagnósticos o terapéuticos
Aunque menos frecuente en patologías como la artritis reumatoide, la falta de acceso a pruebas diagnósticas esenciales (como anticuerpos específicos o técnicas de imagen avanzadas) o a tratamientos indicados por motivos administrativos o económicos puede constituir negligencia, especialmente cuando existe indicación clara y se produce un perjuicio demostrable para el paciente.
Daños reclamables y valoración de secuelas
Las negligencias en el tratamiento de la artritis reumatoide pueden generar diversos tipos de daños indemnizables:
Daños físicos y secuelas permanentes
- Deformidades articulares que podrían haberse evitado con un tratamiento adecuado
- Pérdida funcional en manos, muñecas, pies u otras articulaciones
- Daño orgánico derivado de complicaciones sistémicas (pulmonar, cardíaco, renal)
- Efectos adversos graves de medicamentos mal prescritos o monitorizados
La valoración de estas secuelas suele realizarse aplicando el baremo de accidentes de tráfico por analogía, aunque en mi experiencia profesional, este sistema resulta frecuentemente insuficiente para capturar el impacto real de las secuelas reumatológicas en la vida del paciente.
Incapacidad laboral derivada de la negligencia
Muchos pacientes con artritis reumatoide mal tratada acaban desarrollando limitaciones funcionales que les impiden continuar con su actividad laboral. Según la gravedad, pueden reconocerse diferentes grados de incapacidad:
- Incapacidad permanente parcial: cuando las secuelas disminuyen el rendimiento laboral en al menos un 33%
- Incapacidad permanente total: cuando imposibilitan el desempeño de la profesión habitual
- Incapacidad permanente absoluta: cuando impiden cualquier actividad laboral
- Gran invalidez: cuando además requieren asistencia de terceros para actividades básicas
En estos casos, además de la pensión correspondiente, puede reclamarse una indemnización por el lucro cesante derivado de la pérdida de capacidad laboral cuando esta sea consecuencia directa de la negligencia médica.
Daño moral
El sufrimiento psicológico asociado al dolor crónico, la pérdida de autonomía y la frustración por un daño evitable constituye un elemento fundamental en estas reclamaciones. Los tribunales cada vez son más sensibles a este aspecto, reconociendo indemnizaciones específicas por daño moral independientes de las secuelas físicas.
Procedimiento para reclamar por negligencia en tratamientos de artritis reumatoide
Vía administrativa previa
Cuando la negligencia se ha producido en el sistema público de salud, es obligatorio iniciar una reclamación administrativa previa ante el servicio de salud correspondiente. Este procedimiento tiene plazos estrictos:
- Plazo de prescripción: 1 año desde la determinación del alcance de las secuelas
- Plazo de resolución administrativa: 6 meses (silencio negativo)
Lo que suelo recomendar a mis clientes en estos casos es recopilar toda la documentación médica relevante antes de iniciar la reclamación, incluyendo informes de especialistas independientes que puedan acreditar tanto la negligencia como el nexo causal con las secuelas.
Demanda judicial
Si la reclamación administrativa es desestimada o no se resuelve en plazo, el siguiente paso es interponer una demanda contencioso-administrativa (en caso de sanidad pública) o civil (en caso de sanidad privada).
Elementos clave que deben incorporarse a la demanda:
- Historia clínica completa del paciente
- Informe pericial reumatológico que acredite la negligencia
- Informe de valoración del daño corporal que cuantifique las secuelas
- Documentación laboral en caso de incapacidad
- Evaluación psicológica del impacto emocional, si procede
Veamos por qué este detalle marca la diferencia: un informe pericial sólido debe contrastar la actuación médica concreta con las guías clínicas vigentes en el momento de los hechos, señalando específicamente qué protocolos se incumplieron y cómo ese incumplimiento causó el daño reclamado.
Casos reales de negligencia en tratamientos de artritis reumatoide
A lo largo de mi trayectoria en este tipo de asuntos, puedo afirmar que ciertos patrones de negligencia se repiten con preocupante frecuencia. Algunos casos representativos que he defendido incluyen:
Caso 1: Retraso diagnóstico con daño articular irreversible
Paciente de 38 años que acudió a su médico de atención primaria con dolor e inflamación en articulaciones de manos y pies. Durante 14 meses fue tratada con antiinflamatorios y derivada a traumatología en lugar de reumatología. Cuando finalmente fue diagnosticada, presentaba erosiones articulares irreversibles en carpos y metacarpofalángicas que le impidieron continuar con su trabajo como peluquera.
Resultado: indemnización de 120.000€ por daños físicos, morales y lucro cesante, tras acreditar que un diagnóstico temprano habría permitido preservar la funcionalidad articular.
Caso 2: Monitorización inadecuada de tratamiento inmunosupresor
Paciente de 52 años en tratamiento con metotrexato y leflunomida sin los controles analíticos recomendados. Desarrolló toxicidad hepática grave que requirió hospitalización prolongada y dejó como secuela una fibrosis hepática moderada.
Resultado: sentencia favorable reconociendo la negligencia en el seguimiento, con indemnización de 85.000€ por daños físicos y morales.
Caso 3: Falta de escalada terapéutica ante enfermedad activa
Paciente de 45 años que mantuvo índices de actividad moderada-alta (DAS28 > 4.5) durante más de dos años sin que se modificara su tratamiento con FAME convencionales, a pesar de las recomendaciones de las guías clínicas de escalar a terapia biológica. Como consecuencia, desarrolló deformidades en manos y pies que requirieron múltiples intervenciones quirúrgicas correctoras.
Resultado: acuerdo extrajudicial por 95.000€ tras presentar informe pericial que demostraba la desviación de los protocolos establecidos.
Prevención de negligencias: derechos del paciente con artritis reumatoide
Como paciente con artritis reumatoide, conocer tus derechos es fundamental para prevenir posibles negligencias:
- Derecho a una segunda opinión médica, especialmente cuando la enfermedad no responde adecuadamente al tratamiento inicial
- Derecho a recibir información completa sobre tu enfermedad, opciones terapéuticas y posibles efectos adversos
- Derecho a conocer los índices de actividad de tu enfermedad (DAS28, SDAI, etc.) y participar en las decisiones sobre escalada terapéutica
- Derecho a un seguimiento adecuado con la periodicidad que establezcan las guías clínicas
- Derecho de acceso a tu historia clínica completa
Según mi experiencia en este tipo de casos de negligencia médica, el paciente informado y proactivo tiene muchas más posibilidades de recibir una atención adecuada. Recomiendo llevar un diario de síntomas, solicitar copia de los resultados analíticos y preguntar explícitamente por el grado de actividad de la enfermedad en cada consulta.
Preguntas frecuentes sobre negligencias en tratamientos de artritis reumatoide
¿Cuál es el plazo para reclamar por una negligencia en el tratamiento de mi artritis reumatoide?
El plazo general es de un año desde que se estabilizan las secuelas, es decir, desde que se determina el alcance definitivo del daño. Este es un aspecto crucial: en enfermedades crónicas como la artritis reumatoide, el plazo no comienza a contar desde el momento de la negligencia, sino desde que se establece médicamente que las secuelas son definitivas e irreversibles.
¿Qué documentación necesito para iniciar una reclamación por negligencia en mi tratamiento reumatológico?
Necesitarás recopilar:
- Historia clínica completa (solicitada formalmente al centro sanitario)
- Informes de especialistas que documenten las secuelas actuales
- Resultados de pruebas diagnósticas (analíticas, radiografías, resonancias)
- Documentación laboral si la negligencia ha afectado tu capacidad de trabajo
- Cualquier comunicación escrita con los profesionales sanitarios implicados
¿Es posible reclamar si mi artritis reumatoide ha empeorado a pesar del tratamiento?
El mero empeoramiento no implica negligencia, ya que la artritis reumatoide puede progresar incluso con un tratamiento óptimo. Para que exista negligencia reclamable debe demostrarse que el empeoramiento se debe a una actuación médica que se desvía de los estándares aceptados (como retrasos injustificados en el diagnóstico o tratamiento, falta de monitorización adecuada, o no escalada terapéutica cuando estaba indicada). Un informe pericial especializado es fundamental para establecer esta distinción.
Conclusión: la importancia de una defensa especializada
Las negligencias en el tratamiento de la artritis reumatoide pueden tener consecuencias devastadoras y permanentes en la calidad de vida de los pacientes. La complejidad de esta patología y su manejo terapéutico hacen que la demostración de la mala praxis requiera un conocimiento profundo tanto de los aspectos médicos como legales.
En NegligenciaMedica.Madrid ofrecemos asesoramiento jurídico especializado a pacientes que han sufrido daños por un manejo inadecuado de su artritis reumatoide. Nuestro equipo trabaja con peritos reumatólogos de primer nivel para analizar cada caso en profundidad, determinar si existe negligencia reclamable y construir una estrategia legal sólida orientada a obtener la compensación que mereces.
Si crees que has sido víctima de una negligencia en el tratamiento de tu artritis reumatoide, no dudes en contactarnos para una evaluación inicial de tu caso. Recuerda que el tiempo es un factor crucial en estas reclamaciones, por lo que actuar con prontitud puede ser determinante para el éxito de tu reclamación.
Abogado ejerciente del ICAM con más de 15 años de experiencia. Colegiado del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, colegiado número de colegiado 128.064. Especializado en Negligencias Médicas. Actual Director del bufete Ródenas Abogados y Asociados S.L.U. Licenciado en Derecho por la Universidad Instituto de Estudios Bursátiles (I.E.B.) con Máster de Acceso a la Abogacía.
Buenos días,
Mi nombre es Lucía. No se muy bien cómo contarles mi caso, y no se si se podrá hacer algo…
Mi madre falleció el 16 de Septiembre del 2024 en el hospital universitario de León y a día de hoy no sabemos cómo llegó a suceder, pues a nuestro entender no era su momento y personalmente creo que se podría haber evitado teniendo un seguimiento adecuado por parte de su reumatóloga.
Mi madre era residente en Barakaldo, donde tenía su asistencia sanitaria. Hace aproximadamente 2 años antes de su fallecimiento, fue diagnosticada de artritis reumatoide después de varias consultas con la reumatóloga, la cual puedo decir que me pareció una persona demasiado altiva, prepotente y con poca empatía para una profesión que debería ser por vocación, pues están tratando con personas que acuden, como el caso de mi madre, con mucho dolor y desesperación.
El tratamiento que le puso fueron corticoides y potentes antiinflamatorios, que no consiguieron disminuir el dolor. Posteriormente optó por un tratamiento con metotrexato, que a mi entender fue la causa del fallecimiento de mi madre. Este medicamento es verdad que se utiliza bastante para este tipo de enfermedades autoinmunes, pero tiene muchos efectos secundarios como son la fibrosis pulmonar entre otros tantos.
Mi madre vino de vacaciones a León, como todos los veranos. Y cuando ingresó en el hospital de León, el 5 de Agosto del 2024, por una grave insuficiencia respiratoria, lo primero que pensamos es que era una infección vírica, pues desconocíamos, incluso ella, que su enfermedad podría afectar también a partes que no son articulares, como son los pulmones. Estuvo en la planta de neumología, hasta el día 17 de Agosto, que tuvieron que trasladarla a la UCI, quedando ese mismo día intubada y sedada. Durante su estancia en planta, así como en la UCI, los médicos titulares que llevaban su caso nos pidieron informes y pruebas para poder comparar el estado de sus pulmones y saber que tratamientos había tomado, pues pensaban que podía ser una posible intoxicación medicamentosa…Pero nos fue imposible conseguir absolutamente nada, pues por mil llamadas que hice, mensajes y demás no me dieron absolutamente nada desde Osakidetza. Está situación me parece lamentable, pues estamos hablando de la vida de una persona. Y debería de haber una plataforma de comunicación entre comunidades autónomas, o por lo menos más cooperación con los familiares. Tuve varias conversaciones con su médica de cabecera, que la mujer se esforzó bastante, pero no pudo hacer nada, pues la autorización tenía que darla la reumatóloga, que al parecer estaba de vacaciones y no volvía hasta el 9 de Septiembre. Lo único que pude ofrecerles fueron las fotos de los informes que tenía mi madre en casa.
La cuestión es que el jefe de planta de neumología, donde estuvo mi madre hasta el 17 de Agosto, nos aseguro que ya tenía los pulmones dañados, dato que también desconocíamos, pues no sé le hizo ningún seguimiento pulmonar, a excepción de una radiografía de tórax, y al tener una nueva inflamación era más difícil la recuperación.
Cuando su reumatóloga, se reincorporó, lo primero que hizo fue ponerse en contacto conmigo, pues la médica de cabecera le había dejado varios mensajes del estado de mi madre y me imagino que solicitando autorización para que nos enviase los informes y pruebas. Cuando hablamos por teléfono no parecía la misma persona que yo conocí. Era una persona con voz débil, cauta e incrédula ante la situación. Lo primero que me preguntó es como se había desencadenado todo, a lo que yo le respondí que me lo dijese ella, que yo no había estudiado medicina, pero que informándome un poco en internet había podido ver en una simple búsqueda que la artritis reumatoide podía afectar a los pulmones. A lo que ella me contestó de forma muy modosa que sí, pero que las probabilidades eran 1 o 2 de cada 10 pacientes. Yo le contesté que, por los dolores que tenía mi ama y las inflamaciones tan brutales que mantenía durante semanas, probablemente se tratará de una artritis severa, diagnosticada de forma tardía claro, y eso sumado a su edad y a que fue fumadora, esas probabilidades aumentarían bastante. Ella solo me contestó un titubeante sí claro. Le pregunté entonces qué pruebas se le habían hecho para comprobar el estado de sus pulmones, a lo que me contestó…bueno se le hizo una radiografía de tórax(que fue antes de ponerle el tratamiento para la tuberculosis) y le replique…y que se puede ver en una radiografía???Me contestó…ya bueno, hubiese sido mejor una tomografía computarizada. Terminé la conversación diciéndole que toda mi familia pensábamos que mi madre estaba donde estaba porque no había sido atendida en su momento. Ella contestó que eso nunca se podía saber.
A día de hoy sigo sin saber por qué mi madre ya no está aquí, teniendo la vitalidad que tenía. Se que la doctora Joana nunca va a reconocer nada que vaya en contra de su persona, pero pienso que si no tiene las cualidades adecuadas para la atención al paciente, debería de estar en otra área.
Soy muy consciente de que los médicos son humanos y pueden cometer errores, claro que sí, pero es muy importante el comportamiento previo a ese error. Y si esta especialista hubiese mostrado un poco de interés o más atención a los dolores que le decía mi madre, que cada poco tenía que ir a urgencias, yo seguiría preguntándome el por que igualmente, pero podría responderme… hizo lo que pudo. Por desgracia no puedo decirlo, mi sensación es muy distinta.
Como les dije al principio no se si se podrá hacer algo, pero me conformaría con que esta persona llevase un toque de atención para que por lo menos intentase mejorar la forma de trato con sus pacientes. Y también que se consiguiera una forma de comunicación para el intercambio de historiales entre comunidades autónomas…
Espero su respuesta,
Muchas gracias
Un saludo
Buenos días, Lucía:
Gracias por compartir tu historia con tanta claridad y valentía. Sentimos profundamente lo ocurrido con tu madre y entendemos la frustración y el dolor que transmite tu mensaje. Casos como el que describes merecen ser analizados con rigor para valorar si hubo una posible negligencia médica o una falta de seguimiento adecuada.
Te invitamos a escribirnos a info@rodenasabogados.com o llamarnos directamente para revisar toda la documentación médica y poder darte una valoración profesional y sincera sobre si es posible iniciar algún tipo de reclamación.
Un fuerte abrazo y quedamos a tu disposición para ayudarte en todo lo que necesites.