Imagina recibir esa llamada que ningún padre quiere escuchar: «Ha habido complicaciones durante la cirugía de su hijo». El mundo se detiene. Las preguntas se agolpan en tu mente mientras te diriges al hospital con el corazón encogido. ¿Qué ha pasado? ¿Estará bien? Y cuando finalmente descubres que hubo un error médico evitable, la angustia se transforma en indignación y desconcierto. ¿Cómo pudo ocurrir algo así? ¿Quién responderá por el daño causado a tu pequeño?

Estoy contigo en ese momento de vulnerabilidad. Como abogado especializado en negligencias médicas, he acompañado a cientos de familias que han vivido esta pesadilla. Y sé que, entre el dolor y la confusión, necesitas respuestas claras y un camino a seguir.

Errores más frecuentes en cirugías pediátricas

Las intervenciones quirúrgicas en niños requieren una especialización y precisión extraordinarias. Su anatomía en desarrollo, sus respuestas fisiológicas diferentes y su vulnerabilidad hacen que cualquier error pueda tener consecuencias devastadoras a largo plazo. Después de años representando a familias afectadas, he identificado patrones recurrentes en los fallos quirúrgicos pediátricos:

  • Errores anestésicos: Desde dosificaciones incorrectas hasta fallos en la monitorización durante la intervención.
  • Daños a estructuras adyacentes: Lesiones en nervios, vasos sanguíneos u órganos cercanos al área intervenida.
  • Infecciones postoperatorias graves: Por deficiencias en la esterilización o en los cuidados posteriores.
  • Cuerpos extraños olvidados: Material quirúrgico que permanece en el cuerpo del niño tras la intervención.
  • Cirugías en el lado equivocado: Intervenir el órgano sano en lugar del afectado.
  • Errores en la medicación perioperatoria: Administración de fármacos contraindicados o en dosis inapropiadas.

Cada caso es único y requiere un análisis individualizado. Cuando una familia llega al despacho buscando orientación tras un daño médico irreversible en su hijo, lo primero que hacemos es escuchar atentamente su relato para identificar dónde pudo producirse la negligencia y qué profesionales podrían estar implicados.

¿Cuándo estamos ante una negligencia médica en cirugía pediátrica?

Veamos por qué este detalle marca la diferencia… No todas las complicaciones quirúrgicas constituyen negligencia. La medicina no es una ciencia exacta y existen riesgos inherentes a cualquier intervención que, incluso con una actuación impecable, pueden materializarse.

Para que podamos hablar de negligencia médica deben concurrir cuatro elementos fundamentales:

  1. Deber de cuidado: El profesional sanitario tenía la obligación de proporcionar una atención adecuada al paciente.
  2. Incumplimiento del estándar asistencial: La actuación no se ajustó a la lex artis ad hoc, es decir, a lo que habría hecho un profesional diligente en las mismas circunstancias.
  3. Daño verificable: El paciente ha sufrido un perjuicio físico, psicológico o moral constatable.
  4. Relación causal: Existe un vínculo directo entre la actuación inadecuada y el daño producido.

En mi experiencia con pacientes que han quedado con secuelas por una negligencia médica en cirugía pediátrica, he aprendido que uno de los aspectos más complejos es demostrar que el daño no era un riesgo típico de la intervención, sino consecuencia directa de una mala praxis. Por eso es fundamental contar con informes periciales de especialistas independientes que analicen minuciosamente la documentación clínica.

El consentimiento informado en cirugías pediátricas

Un aspecto crítico en estos casos es el consentimiento informado. En cirugías pediátricas, son los padres o tutores legales quienes deben recibir información completa sobre:

  • Diagnóstico y naturaleza de la intervención propuesta
  • Objetivo y beneficios esperados
  • Alternativas terapéuticas disponibles
  • Riesgos típicos y personalizados
  • Consecuencias seguras y probables
  • Contraindicaciones

La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente, establece en su artículo 9.3 que cuando el paciente es menor de edad, el consentimiento lo dará su representante legal, después de haber escuchado su opinión si tiene doce años cumplidos.

¿Quieres saber por qué esto es tan importante? Un consentimiento informado deficiente o inexistente puede ser determinante en la reclamación, pues no exime de responsabilidad al profesional por los daños derivados de riesgos que debieron ser informados y no lo fueron.

Pasos para actuar ante una sospecha de negligencia en cirugía pediátrica

Si sospechas que tu hijo ha sido víctima de un error médico durante una intervención quirúrgica, es crucial actuar con diligencia pero también con prudencia. Aquí te detallo los pasos a seguir:

1. Documentación exhaustiva

Lo primero que aconsejo a mis clientes es recopilar toda la documentación médica disponible:

  • Historia clínica completa (solicítala por escrito al centro sanitario)
  • Informes preoperatorios y postoperatorios
  • Consentimientos informados firmados
  • Resultados de pruebas diagnósticas (antes y después de la cirugía)
  • Informes de anatomía patológica
  • Hojas de evolución de enfermería
  • Informes de especialistas consultados posteriormente
  • Fotografías de las secuelas, si son visibles

Según mi experiencia en este tipo de casos de negligencia médica, la historia clínica suele contener omisiones o incongruencias que pueden ser determinantes. Por eso recomendamos solicitar la historia completa lo antes posible, antes de que pueda ser modificada.

2. Segunda opinión médica independiente

Es fundamental obtener una valoración objetiva de otro especialista que no tenga vinculación con el centro donde se produjo el presunto error. Esta segunda opinión debe:

  • Evaluar el estado actual del niño
  • Analizar la pertinencia de la intervención realizada
  • Valorar si la técnica empleada fue la adecuada
  • Determinar si las complicaciones eran previsibles y evitables
  • Establecer el pronóstico y las necesidades futuras de tratamiento

3. Reclamación previa

Antes de iniciar acciones judiciales, es recomendable presentar una reclamación formal ante el servicio de atención al paciente del centro sanitario. Este paso, aunque no siempre resuelve el problema, genera un precedente documental importante y puede propiciar una respuesta del centro que aporte información adicional sobre lo ocurrido.

Si la cirugía se realizó en un centro público, deberás presentar una reclamación administrativa previa, requisito indispensable antes de poder acudir a la vía judicial contencioso-administrativa.

Vías legales para reclamar por negligencias en cirugía pediátrica

Aquí viene lo que nadie te cuenta… Existen diferentes caminos legales para buscar resarcimiento, y la elección de uno u otro dependerá de las circunstancias específicas del caso:

Vía civil

Es la más habitual cuando la negligencia se ha producido en un centro privado. Se fundamenta en los artículos 1101 y siguientes del Código Civil (responsabilidad contractual) o en los artículos 1902 y siguientes (responsabilidad extracontractual).

En esta vía:

  • El plazo de prescripción es de un año para la responsabilidad extracontractual y de cinco años para la contractual.
  • Se reclama una indemnización económica que debe cubrir todos los daños y perjuicios causados.
  • La demanda puede dirigirse contra los profesionales, el centro sanitario y la aseguradora.

Vía contencioso-administrativa

Cuando la negligencia ocurre en la sanidad pública, debemos acudir a esta vía tras agotar la reclamación administrativa previa.

  • El plazo para presentar la reclamación administrativa es de un año desde que se manifestó el daño o desde el alta médica.
  • La Administración tiene seis meses para resolver. Si transcurrido este tiempo no hay respuesta, se entiende desestimada por silencio administrativo.
  • Contra esta desestimación expresa o presunta, disponemos de dos meses para interponer recurso contencioso-administrativo.

En mi opinión como abogado especializado en negligencias médicas, la vía contencioso-administrativa presenta ventajas significativas en casos de cirugías pediátricas, ya que se aplica el principio de responsabilidad objetiva de la Administración, lo que significa que no es necesario demostrar culpa o negligencia, sino únicamente que el daño es antijurídico (el paciente no tenía obligación de soportarlo) y que existe relación causal con la actuación sanitaria.

Vía penal

Se reserva para los casos más graves, donde existe una conducta especialmente negligente que podría constituir un delito de lesiones por imprudencia profesional (artículos 147, 149 y 152 del Código Penal).

Esta vía:

  • Permite reclamar simultáneamente la responsabilidad penal y la civil derivada del delito.
  • Ofrece mayores facultades de investigación.
  • Conlleva consecuencias más severas para los profesionales implicados.

No obstante, no recomiendo la vía penal salvo en casos extremos de negligencia flagrante, ya que la carga probatoria es muy elevada y los tribunales son reticentes a condenar penalmente a profesionales sanitarios.

Valoración del daño y cálculo de indemnizaciones

Las negligencias en cirugías pediátricas tienen una dimensión especialmente delicada, ya que afectan a un organismo en desarrollo y pueden condicionar toda la vida futura del menor. Por ello, la valoración del daño debe ser extraordinariamente minuciosa.

Los conceptos indemnizables incluyen:

  • Daño emergente: Gastos médicos ya realizados y futuros (tratamientos, rehabilitación, medicación, adaptaciones del hogar, etc.)
  • Lucro cesante: Pérdida de oportunidades futuras y capacidad de generar ingresos
  • Daño moral: Sufrimiento psicológico, pérdida de calidad de vida, impacto emocional
  • Secuelas permanentes: Valoradas según su impacto funcional y estético
  • Días de hospitalización y recuperación

Para el cálculo de indemnizaciones, aunque no es vinculante en estos casos, se suele tomar como referencia orientativa el baremo de accidentes de tráfico (Ley 35/2015), adaptándolo a las particularidades del caso.

Lo que suelo recomendar a mis clientes en estos casos es contar con un informe pericial de valoración del daño realizado por un médico especialista en valoración del daño corporal, que detalle todas las secuelas y su repercusión funcional, así como un informe actuarial que calcule las necesidades económicas futuras del menor.

La importancia de la prueba pericial

El éxito de una reclamación por negligencia en cirugía pediátrica depende en gran medida de la calidad de los informes periciales. Estos deben ser elaborados por especialistas de reconocido prestigio, preferiblemente con experiencia en cirugía pediátrica y sin conflictos de interés.

El informe pericial debe:

  • Analizar exhaustivamente la historia clínica
  • Determinar si la indicación quirúrgica era correcta
  • Valorar si la técnica empleada se ajustó a la lex artis
  • Establecer si hubo fallos en la ejecución de la cirugía
  • Evaluar la adecuación de los cuidados postoperatorios
  • Determinar la relación causal entre la actuación médica y el daño
  • Cuantificar las secuelas y su repercusión funcional

A mi juicio, y como abogado que ha trabajado en múltiples casos de mala praxis, la elección del perito es una decisión estratégica fundamental. Un informe sólido, riguroso y elaborado por un especialista de prestigio puede marcar la diferencia entre ganar o perder el caso.

Plazos para reclamar: la importancia de actuar a tiempo

Los plazos de prescripción en casos de negligencias médicas son estrictos y su cómputo puede resultar complejo, especialmente cuando afectan a menores:

  • Vía civil (sanidad privada):
    • Responsabilidad extracontractual: 1 año desde la curación o determinación de secuelas
    • Responsabilidad contractual: 5 años
  • Vía contencioso-administrativa (sanidad pública): 1 año desde la determinación del alcance de las secuelas
  • Vía penal: Varía según la gravedad del delito (generalmente entre 1 y 5 años)

Es importante destacar que, en el caso de menores de edad, los plazos de prescripción no comienzan a computar hasta que alcanzan la mayoría de edad. Sin embargo, los padres o tutores pueden iniciar acciones legales en su nombre sin necesidad de esperar.

Mi recomendación inicial suele ser no demorar la reclamación, ya que con el paso del tiempo resulta más difícil recabar pruebas y la documentación clínica podría no estar disponible en su integridad.

Apoyo psicológico y rehabilitador: más allá de la indemnización

Cuando un niño sufre secuelas por una negligencia quirúrgica, el impacto va mucho más allá de lo físico. El trauma psicológico, tanto para el menor como para la familia, puede ser devastador. Por eso, una reclamación integral debe contemplar también estos aspectos:

  • Tratamiento psicológico para el niño y la familia
  • Programas de rehabilitación específicos
  • Adaptaciones educativas necesarias
  • Apoyo para la integración social

En la reclamación debemos incluir no solo el coste actual de estos tratamientos, sino también una previsión de las necesidades futuras, que pueden extenderse durante toda la vida del menor.

Casos prácticos: aprendiendo de la experiencia

A lo largo de mi trayectoria en este tipo de asuntos, puedo afirmar que cada caso es único, pero existen patrones y lecciones que pueden ilustrar mejor cómo se desarrollan estas reclamaciones:

Caso 1: Error anestésico con daño neurológico permanente

Representé a los padres de un niño de 4 años que sufrió una parada cardiorrespiratoria durante una cirugía de adenoides debido a un error en la dosificación anestésica. El menor quedó con daño cerebral severo y dependencia total. Tras un procedimiento contencioso-administrativo que duró tres años, obtuvimos una indemnización de 1.2 millones de euros que incluía:

  • Capital para garantizar cuidados de por vida
  • Adaptación de la vivienda familiar
  • Tratamientos rehabilitadores no cubiertos por la sanidad pública
  • Compensación por daño moral a los padres

La clave del éxito fue un informe pericial que demostró que el anestesista no había ajustado correctamente la dosis según el peso del niño y no había monitorizado adecuadamente sus constantes vitales.

Caso 2: Infección postoperatoria por deficiencias en la esterilización

Una niña de 8 años desarrolló una grave infección tras una apendicectomía que derivó en sepsis y múltiples intervenciones posteriores. La investigación reveló deficiencias en los protocolos de esterilización del quirófano. El caso se resolvió mediante acuerdo extrajudicial con la aseguradora del hospital privado, obteniendo una compensación que cubría los gastos médicos adicionales y el daño moral.

Preguntas frecuentes sobre negligencias en cirugías pediátricas

¿Cómo puedo saber si lo que ocurrió fue realmente una negligencia o una complicación normal?

Esta es una de las dudas más comunes. La línea entre complicación y negligencia puede ser difusa. Lo determinante es si el daño era previsible y evitable siguiendo los protocolos adecuados. Para discernirlo, es imprescindible una evaluación por parte de un especialista independiente que revise toda la documentación clínica. En nuestro despacho realizamos una valoración inicial gratuita para orientarte sobre si existen indicios de negligencia que justifiquen iniciar una reclamación.

¿Cuánto tiempo puede tardar en resolverse una reclamación por negligencia en cirugía pediátrica?

Los plazos varían según la vía elegida y la complejidad del caso. En la vía administrativa previa puede transcurrir un año hasta obtener respuesta. Si es necesario acudir a los tribunales, el proceso judicial puede extenderse entre 2 y 4 años en primera instancia, más el tiempo de posibles recursos. Las negociaciones extrajudiciales pueden acortar estos plazos, pero es importante tener expectativas realistas sobre los tiempos.

¿Qué documentación necesito para iniciar una reclamación?

Lo fundamental es la historia clínica completa, que incluya todas las pruebas diagnósticas, informes quirúrgicos, evolutivos y de alta. También son importantes los consentimientos informados firmados, informes de especialistas consultados posteriormente y cualquier prueba que documente las secuelas (fotografías, vídeos, informes escolares que reflejen cambios en el rendimiento, etc.). Nosotros te ayudamos a solicitar toda esta documentación si no dispones de ella.

Conclusión: el camino hacia la justicia y la reparación

Enfrentarse a las consecuencias de un error médico que ha afectado a tu hijo es una de las situaciones más dolorosas que una familia puede vivir. El camino legal puede parecer abrumador, pero no estás solo en este proceso.

Recuerda que:

  • Tienes derecho a conocer la verdad sobre lo ocurrido
  • Las secuelas físicas, psicológicas y el impacto en la calidad de vida de tu hijo merecen una compensación justa
  • La reclamación no solo busca una indemnización económica, sino también prevenir que otros niños sufran daños similares
  • Contar con asesoramiento especializado desde el principio aumenta significativamente las probabilidades de éxito

En NegligenciaMedica.Madrid ofrecemos un acompañamiento integral a las familias afectadas por errores en cirugías pediátricas. Nuestro equipo, especializado exclusivamente en derecho sanitario, se encarga de todo el proceso: desde la recopilación de documentación y selección de peritos hasta la representación en todas las instancias, permitiéndote centrarte en lo más importante: el cuidado y recuperación de tu hijo.

Cada caso que llevamos nos recuerda la importancia de luchar por la justicia para los más vulnerables. Si sospechas que tu hijo ha sido víctima de una negligencia quirúrgica, contacta con nosotros para una valoración inicial sin compromiso. Juntos encontraremos el mejor camino para obtener la reparación que tu familia merece.