La realidad oculta de la mala praxis en salud mental
La salud mental sigue siendo, desafortunadamente, la gran olvidada del sistema sanitario. Mientras que una negligencia en cirugía resulta evidente y medible, los daños causados por una intervención psicoterapéutica inadecuada suelen quedar invisibilizados, minimizados o directamente ignorados. Sin embargo, sus consecuencias pueden ser igual de graves o incluso más duraderas.
La vulnerabilidad del paciente con trastornos de ansiedad o depresión lo convierte en alguien especialmente susceptible ante una mala intervención profesional. Cuando alguien busca ayuda para su salud mental, lo hace desde una posición de fragilidad emocional que requiere un manejo extremadamente cuidadoso y profesional.
En mi experiencia como abogado especializado en negligencias médicas, he observado patrones recurrentes en los casos de mala praxis en terapias para ansiedad y depresión. Muchos pacientes tardan en identificar que están siendo víctimas de una intervención inadecuada precisamente porque su capacidad de juicio puede estar afectada por su propio trastorno, generando un círculo vicioso devastador.
Formas comunes de mala praxis en terapias de salud mental
La negligencia en el ámbito de la salud mental puede manifestarse de múltiples formas, algunas evidentes y otras más sutiles:
- Diagnósticos erróneos o precipitados que conducen a tratamientos inadecuados
- Prescripción inadecuada de psicofármacos (dosis incorrectas, medicación contraindicada o interacciones peligrosas)
- Aplicación de técnicas terapéuticas sin la formación adecuada
- Ruptura de la confidencialidad o violación del secreto profesional
- Establecimiento de relaciones duales o inapropiadas con el paciente
- Abandono terapéutico sin derivación adecuada
- Falta de seguimiento en casos de riesgo suicida
- Técnicas experimentales sin consentimiento informado adecuado
Cada una de estas situaciones puede desencadenar un agravamiento significativo del cuadro clínico original, generando nuevas patologías o cronificando las existentes.
Consecuencias devastadoras: cuando la terapia hace más daño que bien
Las secuelas de una mala intervención terapéutica pueden extenderse a todas las esferas de la vida del paciente. Lo que comenzó como un trastorno de ansiedad manejable puede convertirse en un trastorno de pánico incapacitante. Una depresión moderada puede transformarse en un cuadro grave con ideación suicida tras un manejo terapéutico negligente.
El deterioro de la confianza en los profesionales sanitarios es una de las consecuencias más habituales y perjudiciales. Muchas víctimas de mala praxis desarrollan lo que denominamos «trauma terapéutico», un miedo a buscar ayuda profesional que perpetúa su sufrimiento y complica enormemente su recuperación.
Cuando alguien llega al despacho tras sufrir una negligencia médica relacionada con terapias de ansiedad o depresión, frecuentemente observo un patrón de aislamiento social, deterioro laboral significativo y, en casos graves, intentos autolíticos que podrían haberse evitado con una intervención adecuada. El impacto económico también es considerable: tratamientos adicionales, medicación, bajas laborales prolongadas e incluso pérdida del empleo.
Impacto en el entorno familiar y social
La negligencia en salud mental no solo afecta al paciente directo. Su entorno familiar y social también sufre las consecuencias:
- Sobrecarga emocional en cuidadores y familiares
- Deterioro de relaciones interpersonales
- Conflictos derivados de cambios conductuales
- Impacto económico por reducción de ingresos familiares
El efecto dominó de una mala praxis en salud mental puede extenderse durante años, afectando a generaciones completas cuando no se aborda adecuadamente.
Marco legal: ¿cuándo podemos hablar de negligencia en terapia psicológica o psiquiátrica?
Determinar la existencia de una negligencia en el ámbito de la salud mental resulta más complejo que en otras especialidades médicas. Sin embargo, existen criterios claros que permiten identificarla:
La lex artis o buena práctica profesional establece que todo profesional sanitario debe actuar conforme a los protocolos y conocimientos científicos actualizados. En el caso de psicólogos y psiquiatras, existen guías clínicas y códigos deontológicos que establecen los estándares mínimos de actuación.
El artículo 1902 del Código Civil establece que «el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado». Este principio es plenamente aplicable a los profesionales de la salud mental.
Para que exista responsabilidad profesional deben concurrir cuatro elementos fundamentales:
- Acción u omisión negligente por parte del profesional
- Daño efectivo y demostrable en el paciente
- Relación de causalidad entre la actuación profesional y el daño
- Antijuridicidad o vulneración del deber de cuidado
En mi opinión como abogado especializado en negligencias médicas, el principal desafío en estos casos radica en demostrar la relación causal entre la intervención terapéutica inadecuada y el agravamiento del trastorno mental. Para ello, resulta fundamental contar con informes periciales de especialistas independientes que puedan evaluar objetivamente la actuación profesional y sus consecuencias.
El consentimiento informado en salud mental
Un aspecto crucial y frecuentemente vulnerado es el derecho al consentimiento informado. La Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente establece que todo paciente tiene derecho a conocer, en términos comprensibles:
- El diagnóstico de su enfermedad
- Las alternativas de tratamiento disponibles
- Los riesgos asociados a cada intervención
- Las consecuencias previsibles de no realizar el tratamiento
En terapias de ansiedad y depresión, es habitual que este derecho se vulnere, especialmente en lo relativo a los efectos secundarios de los psicofármacos o a las limitaciones de determinados enfoques terapéuticos.
Casos reales: patrones de negligencia en terapias de ansiedad y depresión
A lo largo de mi trayectoria profesional he identificado varios patrones recurrentes de mala praxis en el tratamiento de trastornos de ansiedad y depresión:
Caso 1: Prescripción inadecuada de benzodiacepinas
María acudió a su psiquiatra por un cuadro de ansiedad leve relacionado con problemas laborales. El especialista prescribió benzodiacepinas de alta potencia sin advertir sobre sus efectos adictivos ni establecer un plan de retirada. Tras dos años de consumo, María desarrolló una dependencia severa que derivó en un síndrome de abstinencia grave al intentar suspender la medicación. Actualmente padece un trastorno de ansiedad crónico mucho más incapacitante que el inicial.
La negligencia consistió en no informar adecuadamente sobre los riesgos de dependencia, no monitorizar el tratamiento y no establecer un protocolo de retirada gradual. Las guías clínicas establecen claramente que las benzodiacepinas no deben prescribirse por períodos prolongados precisamente por su alto potencial adictivo.
Caso 2: Terapia inadecuada para trauma
Carlos buscó ayuda tras un accidente de tráfico que le generó síntomas de estrés postraumático. Su terapeuta, sin formación específica en trauma, insistió en técnicas de exposición prematura y mal ejecutadas que retraumatizaron al paciente. Como resultado, Carlos desarrolló un cuadro de pánico generalizado, agorafobia severa e ideación suicida que requirió hospitalización.
La negligencia radicó en aplicar técnicas específicas sin la formación adecuada y no derivar a un especialista en trauma cuando la situación excedía sus competencias profesionales.
Caso 3: Abandono terapéutico en depresión grave
Ana, con diagnóstico de depresión mayor, fue tratada durante meses por un psiquiatra que suspendió repentinamente las consultas por motivos personales sin proporcionar alternativas terapéuticas ni asegurar la continuidad del tratamiento. La paciente, abandonada a su suerte, sufrió una descompensación grave que culminó en un intento autolítico.
La negligencia consistió en el abandono del paciente sin garantizar la continuidad asistencial, vulnerando el principio básico de no maleficencia.
Lo que suelo recomendar a mis clientes en estos casos es documentar meticulosamente todo el proceso terapéutico: informes médicos, prescripciones, comunicaciones con el profesional y, especialmente, la evolución de los síntomas antes, durante y después de la intervención negligente. Esta documentación resulta crucial para establecer la relación causal entre la mala praxis y el daño sufrido.
Cómo identificar una posible mala praxis en tu terapia
Reconocer los signos de una intervención terapéutica inadecuada puede ser complejo, especialmente cuando se padece un trastorno que afecta al juicio y la percepción. Sin embargo, existen señales de alarma que deberían alertarte:
- Empeoramiento sostenido de los síntomas sin que el profesional modifique su enfoque
- Sensación persistente de incomprensión o juicio por parte del terapeuta
- Comentarios inapropiados o que generan incomodidad
- Falta de explicaciones claras sobre el diagnóstico o tratamiento
- Cambios frecuentes de medicación sin justificación adecuada
- Presión para adoptar técnicas experimentales o sin evidencia científica
- Violaciones de la confidencialidad o límites profesionales
- Sesiones que generan sistemáticamente más angustia sin resolución posterior
Si identificas varias de estas señales, es recomendable buscar una segunda opinión profesional y, en caso de confirmarse una posible negligencia, consultar con un abogado especializado.
Pasos para reclamar por negligencia en terapias de ansiedad y depresión
Si consideras que has sido víctima de una mala praxis en el tratamiento de tu trastorno de ansiedad o depresión, estos son los pasos que debes seguir:
- Documenta exhaustivamente tu caso: Reúne todos los informes médicos, prescripciones, resultados de pruebas y cualquier comunicación con el profesional.
- Solicita tu historia clínica completa: Tienes derecho a acceder a toda tu documentación médica.
- Busca una segunda opinión profesional: Un especialista independiente podrá evaluar si el tratamiento recibido se ajustó a los estándares profesionales.
- Presenta una reclamación ante el colegio profesional correspondiente (Colegio de Médicos o Colegio de Psicólogos).
- Consulta con un abogado especializado en negligencias médicas para evaluar las posibilidades de reclamación judicial.
- Considera la vía penal en casos de especial gravedad que pudieran constituir delito de lesiones por imprudencia profesional.
Plazos para reclamar
Es fundamental tener en cuenta los plazos legales para interponer una reclamación:
- Vía civil: El plazo general es de 1 año desde que se conocen las secuelas definitivas (art. 1968 del Código Civil).
- Responsabilidad patrimonial de la Administración (sanidad pública): 1 año desde la determinación del alcance de las secuelas.
- Vía penal: Varía según la gravedad del delito, generalmente entre 5 y 15 años.
La importancia de la prueba pericial en casos de negligencia en salud mental
A diferencia de otras especialidades médicas donde las secuelas son visibles o medibles mediante pruebas objetivas, en salud mental la valoración del daño requiere una metodología específica y especializada.
El informe pericial psicológico o psiquiátrico constituye la piedra angular de cualquier reclamación por negligencia en terapias de ansiedad o depresión. Este documento debe:
- Establecer el estado previo del paciente (diagnóstico inicial)
- Valorar la adecuación del tratamiento recibido según los estándares profesionales
- Determinar el estado actual y las secuelas derivadas de la mala praxis
- Establecer la relación causal entre la intervención negligente y el daño
- Cuantificar el daño según baremos oficiales de incapacidad
Según mi experiencia en este tipo de casos de negligencia médica, contar con un perito especializado en psiquiatría forense o psicología clínica con experiencia en valoración del daño psíquico resulta determinante para el éxito de la reclamación. No cualquier profesional de la salud mental está capacitado para realizar este tipo de informes con validez judicial.
Indemnizaciones por mala praxis en terapias de ansiedad y depresión
La cuantificación económica del daño causado por una negligencia en salud mental debe contemplar diversos factores:
- Daño moral por el sufrimiento psíquico
- Secuelas permanentes que limiten la calidad de vida
- Días de incapacidad temporal derivados del agravamiento
- Gastos médicos para tratamientos correctivos
- Lucro cesante por pérdida de ingresos o capacidad laboral
- Daño emergente por gastos derivados de la nueva situación
Para la valoración económica se suele aplicar el baremo de accidentes de tráfico de forma orientativa, aunque los tribunales tienen amplia discrecionalidad para establecer indemnizaciones en función de las circunstancias particulares de cada caso.
Ejemplos de indemnizaciones reales
Aunque cada caso es único, estas son algunas referencias de indemnizaciones obtenidas en casos similares:
- Síndrome de dependencia a benzodiacepinas por prescripción negligente: 45.000-80.000€
- Agravamiento de depresión por abandono terapéutico: 30.000-60.000€
- Trastorno de estrés postraumático iatrogénico: 50.000-90.000€
- Suicidio por falta de seguimiento adecuado: 120.000-200.000€ para familiares
Prevención: cómo protegerte ante posibles negligencias en salud mental
La mejor estrategia siempre es la prevención. Algunos consejos prácticos para minimizar riesgos al iniciar una terapia:
- Verifica las credenciales profesionales del terapeuta (colegiación, especialidad, formación específica)
- Busca referencias de otros pacientes o profesionales
- Solicita información detallada sobre el enfoque terapéutico y sus fundamentos
- Pregunta abiertamente sobre riesgos y alternativas de tratamiento
- Mantén un registro de tu evolución durante el tratamiento
- No dudes en pedir una segunda opinión si tienes dudas o el tratamiento no avanza
- Confía en tus sensaciones: la incomodidad persistente puede ser una señal de alerta
Como profesional del derecho sanitario, considero que el paciente informado es quien mejor puede protegerse ante posibles negligencias. La transparencia y la comunicación clara son indicadores de buena praxis profesional en salud mental.
Preguntas frecuentes sobre negligencias en terapias de ansiedad y depresión
¿Puede considerarse negligencia que mi terapeuta no me haya curado?
No. La obligación del profesional de la salud mental es de medios, no de resultados. Esto significa que debe aplicar correctamente los protocolos y técnicas adecuadas según el estado actual de la ciencia, pero no está obligado a garantizar la curación. La negligencia surge cuando no se aplican los medios adecuados o se actúa de forma contraria a la buena práctica profesional, causando un daño evitable.
¿Qué hago si sospecho que mi medicación psiquiátrica me está perjudicando pero mi médico no me escucha?
Nunca suspendas la medicación por tu cuenta, ya que puede ser peligroso. Solicita una segunda opinión urgente con otro psiquiatra. Documenta todos los efectos adversos que experimentas y, si es posible, pide a un familiar que te acompañe a la consulta para corroborar tu testimonio. Si la situación es grave, acude a urgencias psiquiátricas donde podrán evaluar tu estado y la adecuación del tratamiento.
¿Puedo reclamar si mi terapeuta rompió la confidencialidad compartiendo información personal mía?
Absolutamente. La confidencialidad es un pilar fundamental de la relación terapéutica y está protegida tanto por el código deontológico como por la legislación sobre protección de datos (LOPD) y el secreto profesional. Las excepciones a la confidencialidad son muy limitadas (riesgo vital inminente, requerimiento judicial) y deben ser explicadas previamente al paciente. La ruptura injustificada de la confidencialidad constituye una grave infracción que puede reclamarse tanto por vía colegial como judicial.
Conclusión: recuperar el control tras una negligencia en salud mental
Ser víctima de una mala praxis en el tratamiento de ansiedad o depresión supone un doble golpe: al sufrimiento original se suma la traición de quien debía ayudar a sanarlo. Sin embargo, reclamar no solo es un derecho, sino también una forma de recuperar el control sobre tu vida y contribuir a que otros pacientes no sufran experiencias similares.
El camino hacia la reparación del daño causado por una negligencia en salud mental puede ser complejo, pero no imposible. Con el asesoramiento adecuado, la documentación pertinente y el apoyo de profesionales comprometidos, es posible obtener el reconocimiento del daño sufrido y la compensación que mereces.
En NegligenciaMedica.Madrid ofrecemos un enfoque integral para estos casos, combinando la experiencia jurídica con la sensibilidad que requieren las situaciones de vulnerabilidad emocional. Nuestro equipo trabaja en estrecha colaboración con peritos especializados en salud mental para construir casos sólidos que defiendan eficazmente los derechos de quienes han visto agravado su sufrimiento por una intervención negligente.
Recuerda que dar el paso de consultar con un abogado no te compromete a iniciar un proceso legal, pero te proporciona la información necesaria para tomar decisiones informadas sobre cómo proceder. A veces, simplemente comprender tus derechos y opciones ya supone un importante avance en el proceso de recuperación.
Abogado ejerciente del ICAM con más de 15 años de experiencia. Colegiado del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, colegiado número de colegiado 128.064. Especializado en Negligencias Médicas. Actual Director del bufete Ródenas Abogados y Asociados S.L.U. Licenciado en Derecho por la Universidad Instituto de Estudios Bursátiles (I.E.B.) con Máster de Acceso a la Abogacía.