¿Por qué no me dijeron que podía necesitar retoques? Esta es la pregunta que escucho casi a diario en mi despacho, pronunciada entre lágrimas de frustración e impotencia. Como abogado especializado en negligencias estéticas, he visto cómo muchas personas depositan su confianza y ahorros en procedimientos que prometen resultados perfectos, solo para descubrir después que necesitarán intervenciones adicionales no contempladas inicialmente. La falta de información sobre posibles retoques constituye una de las principales causas de reclamación en el ámbito de la medicina estética.

Entiendo perfectamente tu frustración. Cuando invertimos en un tratamiento estético, esperamos que los resultados sean los prometidos y que toda la información relevante nos sea proporcionada desde el principio. Te prometo que en este artículo encontrarás las respuestas que buscas y una guía clara sobre cómo proceder si te encuentras en esta situación. Veremos por qué ocurre este problema, cuáles son tus derechos y qué pasos puedes dar para reclamar.

La realidad oculta tras los retoques no informados

Cuando acudimos a una clínica estética, depositamos nuestra confianza en profesionales que, asumimos, nos proporcionarán toda la información necesaria para tomar decisiones informadas. Sin embargo, la omisión de información sobre posibles retoques posteriores es sorprendentemente común. ¿Por qué sucede esto?

En muchos casos, los centros estéticos evitan mencionar la posibilidad de retoques para no «espantar» a potenciales clientes. Presentan los procedimientos como soluciones definitivas cuando, en realidad, muchas intervenciones requieren mantenimiento o ajustes posteriores.

Ana, una de mis clientas, se sometió a un tratamiento de aumento labial. En ningún momento le informaron que el resultado podría ser asimétrico o que podría necesitar una segunda sesión para corregir imperfecciones. Cuando acudió a la clínica insatisfecha con el resultado, le comunicaron que debería pagar íntegramente un «retoque». ¿Te suena familiar esta situación?

¿Por qué no me dijeron que podía necesitar retoques? El vacío en el consentimiento informado

El consentimiento informado no es un simple trámite burocrático; es un derecho fundamental del paciente. Este documento debe incluir información completa sobre posibles complicaciones, resultados esperables y necesidad de intervenciones adicionales. Sin embargo, muchos consentimientos omiten deliberadamente la mención a retoques posteriores o lo hacen de manera ambigua.

En mi experiencia como abogado especializado en negligencias estéticas, he detectado tres patrones habituales:

  • Consentimientos que no mencionan en absoluto la posibilidad de retoques
  • Documentos que incluyen esta información en letra pequeña o con terminología técnica incomprensible
  • Explicaciones verbales incompletas que no quedan documentadas

Lo que suelo recomendar a mis clientes en estos casos es revisar minuciosamente el consentimiento firmado, pues la ausencia de información clara sobre posibles retoques constituye una base sólida para una reclamación por vulneración del derecho a la información.

El caso paradigmático: cirugías estéticas y retoques «sorpresa»

Las cirugías estéticas representan el ejemplo más claro de esta problemática. Procedimientos como rinoplastias, liposucciones o aumentos mamarios frecuentemente requieren ajustes posteriores que no siempre son comunicados al paciente.

Carlos, otro de mis representados, se sometió a una rinoplastia por la que pagó 5.800€. Tras la recuperación, notó asimetrías evidentes. Al consultar con su cirujano, este le informó que necesitaría un «pequeño retoque» con un coste adicional de 2.000€. En ningún momento previo a la intervención le habían mencionado esta posibilidad, ni verbalmente ni en el consentimiento firmado.

Aquí viene lo que nadie te cuenta: según jurisprudencia consolidada, cuando el retoque deriva de un resultado no satisfactorio que se aleja del prometido o esperado según los estándares médicos, este debe ser asumido por la clínica sin coste adicional para el paciente.

Medicina estética no invasiva: ¿Por qué no me dijeron que podía necesitar retoques?

En tratamientos no quirúrgicos como infiltraciones, rellenos o tratamientos láser, la problemática es incluso más frecuente. Muchos pacientes desconocen que estos procedimientos suelen requerir sesiones de mantenimiento o correcciones, información que debería proporcionarse antes de iniciar el tratamiento.

Es fundamental distinguir entre:

  • Mantenimiento previsible: Procedimientos que por su naturaleza requieren repetición periódica (como el bótox)
  • Retoques correctivos: Intervenciones necesarias para subsanar resultados insatisfactorios

Mientras que los primeros pueden considerarse parte del curso normal del tratamiento (aunque también deben ser informados), los segundos podrían constituir una negligencia si derivan de una mala praxis y se pretende cobrarlos adicionalmente.

El dilema de los resultados «naturales» vs. expectativas

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Muchas clínicas se escudan en la subjetividad de los resultados estéticos. «Buscábamos un resultado natural», suelen argumentar cuando el paciente no está satisfecho. Sin embargo, la jurisprudencia ha establecido que en medicina estética existe una obligación de resultados, no solo de medios, especialmente cuando se han mostrado imágenes o prometido efectos específicos.

Desde mi perspectiva como letrado con experiencia en casos de retoques no informados, este argumento no exime al profesional de su deber de informar sobre posibles limitaciones y necesidad de intervenciones adicionales.

El marco legal: ¿qué dice la normativa sobre la información de retoques?

La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente, establece claramente en su artículo 4 el derecho a la información asistencial. Esta norma determina que los pacientes tienen derecho a conocer toda la información disponible sobre cualquier actuación en el ámbito de su salud, incluyendo riesgos, consecuencias y alternativas.

Adicionalmente, el artículo 10 de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios refuerza este derecho, estableciendo la obligación de proporcionar información veraz, eficaz y suficiente sobre las características esenciales del servicio.

¿Quieres saber por qué esto es tan importante? Porque la jurisprudencia ha determinado repetidamente que la omisión de información sobre posibles retoques constituye una vulneración del consentimiento informado y puede dar lugar a indemnizaciones, incluso cuando la técnica empleada haya sido correcta.

¿Has sufrido «¿Por qué no me dijeron que podía necesitar retoques?»? Consejos legales que necesitas saber

Si te encuentras en esta situación, estos son los pasos que debes seguir:

  1. Documenta todo: Recopila el consentimiento firmado, folletos informativos, mensajes intercambiados con la clínica y fotografías del antes y después.
  2. Solicita tu historial médico completo: Tienes derecho a obtenerlo y será fundamental para evaluar tu caso.
  3. Pide una valoración independiente: Un informe pericial de otro profesional puede determinar si el resultado se ajusta a los estándares médicos esperables.
  4. Reclama formalmente: Presenta una reclamación por escrito a la clínica, detallando la falta de información sobre posibles retoques.
  5. Conserva pruebas de gastos adicionales: Guarda facturas de tratamientos correctivos, medicación o incluso apoyo psicológico derivado de la situación.

Veamos por qué este detalle marca la diferencia: la reclamación por falta de información sobre retoques tiene un fundamento jurídico distinto a la mala praxis técnica. Mientras que probar esta última puede ser complejo y requiere peritajes médicos, demostrar que no se te informó adecuadamente suele ser más sencillo y tiene base documental.

Diferencias entre retoques incluidos y no incluidos: lo que deberían haberte explicado

Existe una distinción fundamental que muchas clínicas no aclaran adecuadamente:

Retoques incluidos Retoques no incluidos
Correcciones de resultados insatisfactorios derivados de la técnica empleada Modificaciones por cambio de criterio estético del paciente
Ajustes necesarios para lograr el resultado prometido Mantenimientos periódicos previsibles (como rellenos temporales)
Correcciones de asimetrías o irregularidades no esperadas Intervenciones adicionales para mejorar resultados ya aceptables
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Los primeros deberían estar siempre cubiertos por el precio inicial, y la obligación de informar sobre los segundos es ineludible desde el punto de vista legal.

Plazos y garantías: otra información frecuentemente omitida

Otro aspecto crucial que muchos centros no comunican adecuadamente es el período durante el cual los retoques están cubiertos. Algunas clínicas establecen plazos arbitrarios (3 meses, 6 meses) sin base médica real, o no informan de que transcurrido cierto tiempo los ajustes tendrán coste adicional.

En mi opinión como abogado especializado en negligencias estéticas, esta práctica es cuestionable legalmente, pues el plazo de garantía debería estar vinculado a la naturaleza del procedimiento y al tiempo normal de estabilización de resultados, no a criterios comerciales.

El impacto emocional de los retoques no informados

No podemos ignorar la dimensión psicológica de este problema. Descubrir que necesitarás intervenciones adicionales no previstas genera frustración, ansiedad y pérdida de confianza, aspectos que también deben ser considerados en una posible reclamación.

Elena, una clienta que representé en un caso similar, describió su experiencia como «una montaña rusa emocional». Tras someterse a un lifting facial, descubrió que necesitaría dos intervenciones adicionales para corregir asimetrías. El impacto psicológico fue tan severo que requirió tratamiento por ansiedad, un daño que también fue incluido en la reclamación y posteriormente indemnizado.

Este componente emocional no es secundario: la jurisprudencia reconoce el daño moral derivado de expectativas frustradas en medicina estética, especialmente cuando existe falta de información previa.

¿Por qué no me dijeron que podía necesitar retoques? Estrategias de defensa de las clínicas

Es importante conocer los argumentos que suelen esgrimir las clínicas cuando se enfrentan a este tipo de reclamaciones:

  • «El consentimiento incluía una mención genérica a posibles retoques» (aunque fuera ambigua o insuficiente)
  • «Se informó verbalmente» (sin prueba documental)
  • «El resultado está dentro de los parámetros normales» (aunque no coincida con lo prometido)
  • «La necesidad de retoque surge de factores individuales imprevisibles» (aunque sean comunes)

Conocer estas estrategias nos permite preparar mejor nuestra reclamación, anticipando y contrarrestando estos argumentos con pruebas documentales y periciales adecuadas.

Cómo NegligenciaMedica.Madrid te ayuda en casos de retoques no informados

En NegligenciaMedica.Madrid, bajo mi dirección, hemos desarrollado un protocolo específico para abordar casos de pacientes que no fueron informados adecuadamente sobre la posibilidad de retoques:

  1. Análisis documental exhaustivo: Examinamos minuciosamente el consentimiento informado, publicidad de la clínica y toda la documentación previa al tratamiento.
  2. Asesoramiento jurídico personalizado: Evaluamos las particularidades de cada caso para determinar la estrategia más efectiva.
  3. Peritajes médicos independientes: Colaboramos con especialistas que valoran objetivamente los resultados obtenidos frente a los esperables.
  4. Negociación extrajudicial: En muchos casos, logramos acuerdos satisfactorios sin necesidad de llegar a juicio.
  5. Representación judicial: Cuando es necesario, defendemos tus derechos ante los tribunales con argumentos sólidos basados en jurisprudencia consolidada.

Nuestro objetivo es doble: obtener la compensación económica que mereces y contribuir a que estas prácticas de información deficiente se reduzcan en el sector.

Conclusión: el derecho a saber y decidir

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La pregunta «¿Por qué no me dijeron que podía necesitar retoques?» refleja una vulneración del derecho fundamental a recibir información completa antes de someterse a un procedimiento estético. La transparencia no es opcional en medicina estética; es una obligación legal y ética.

Si te encuentras en esta situación, recuerda que no estás solo/a. Existen mecanismos legales para proteger tus derechos y obtener compensación por los daños sufridos, tanto económicos como emocionales. La clave está en actuar con determinación, recopilar toda la documentación posible y buscar asesoramiento especializado.

En NegligenciaMedica.Madrid entendemos la frustración y decepción que sientes, y estamos preparados para acompañarte en todo el proceso de reclamación, defendiendo tus derechos con el rigor y la empatía que mereces.

Preguntas frecuentes sobre retoques no informados

¿Cuánto tiempo tengo para reclamar si no me informaron que podía necesitar retoques?

El plazo general para reclamar por responsabilidad civil es de un año desde que se conocen las secuelas definitivas o desde que se tiene conocimiento del daño. En el caso específico de no haber sido informado sobre posibles retoques, este plazo comenzaría a contar desde que descubres que necesitas ese retoque adicional no informado. No obstante, es recomendable actuar lo antes posible para preservar pruebas y fortalecer tu posición.

¿Puedo reclamar si firmé un consentimiento que mencionaba vagamente «posibles retoques»?

Sí, puedes reclamar. La jurisprudencia ha establecido que la información debe ser específica, comprensible y suficiente. Una mención genérica o ambigua no cumple con los requisitos legales del consentimiento informado. Es fundamental que la información sobre retoques incluya detalles sobre frecuencia, costes y circunstancias en que serían necesarios.

¿Qué indemnización puedo esperar si no me informaron sobre la necesidad de retoques?

La indemnización variará según varios factores: el coste de los retoques adicionales, los daños físicos o psicológicos sufridos, el tiempo de recuperación adicional y las expectativas generadas. En nuestra experiencia, estas indemnizaciones pueden oscilar desde la devolución del importe pagado hasta compensaciones que multiplican por dos o tres el coste inicial del tratamiento, especialmente cuando ha habido publicidad engañosa o daños emocionales significativos.